Windows 7, seis meses sin los temidos pantallazos azules
La presentación de Windows Vista el 30 de enero del 2007 fue para Microsoft el inicio de la que probablemente ha sido una de las peores etapas de la compañía por la cantidad de problemas que esta versión creó a los usuarios. Desde periféricos que dejaron de funcionar con la actualización a programas que tampoco lo hacían, pasando por todo tipo de problemas de compatibilidad con el acceso a redes. Vista se convirtió rápidamente en una de las versiones más denostadas de la historia de los productos Windows de Microsoft.
Los interminables mensajes encadenados que aparecían prácticamente cada vez que se tocaba algo en la configuración del equipo tampoco contribuyeron a la popularidad de Vista.
Además, no fueron solo los usuarios particulares los que se encontraron con problemas, sino que también las empresas grandes y pequeñas los sufrieron, lo que frenó enormemente el ritmo de adopción de esta nueva versión, dejando a Microsoft sin la importante fuente de ingresos que supone la venta de actualizaciones del sistema.
A diferencia de lo que ocurrió con Vista, apenas se oye hablar de Windows 7, lo que sin duda es una buena señal. La nueva versión alcanzó una cuota de mercado del 4% en menos de tres semanas, algo que a Vista le había costado siete meses, y en marzo Microsoft anunciaba oficialmente que se había superado la cifra de noventa millones de copias de Windows 7. Al centrarse en esta ocasión en sacar al mercado un sistema más eficaz en la gestión de los recursos del ordenador, más rápido en general, y, sobre todo, que permite al usuario sentirse al mando de su ordenador, frente a la estrategia tradicional de añadir numerosas funciones nuevas, Microsoft parece haber dado con la fórmula correcta.
La mayoría de las quejas que se pueden encontrar acerca de Windows 7 no son sobre el producto en sí, sino sobre la estrategia de actualizaciones y versiones distintas que la empresa ha decidido sacar el mercado, pues a menudo no está nada claro qué se incluye en cada una, en qué condiciones y a qué precio. Incluso desde el punto de vista del hardware se ha producido un curioso cambio de tendencia, pues si lo habitual era que cada nueva versión requiriera ordenadores más potentes, es posible utilizar Windows 7 en ordenadores ultraportátiles.
Ya se ha anunciado una primera versión de mantenimiento denominada Service Pack 1, que debería estar disponible a partir del otoño de este año, en la que Microsoft incluirá algunas actualizaciones menores, correcciones de fallos, soporte para dispositivos USB 3.0 y mejoras en las prestaciones de los dispositivos Bluetooth, pero, en general, no tiene que corregir ningún fallo garrafal.
El próximo gran desafío de Microsoft está ahora con Windows Phone 7 Series, la nueva versión de su sistema operativo para teléfonos móviles, de la que se pudo ver una versión previa en el Mobile World Congress de Barcelona el pasado mes de febrero y que también promete ser una mejora considerable frente a versiones anteriores, aunque no se espera que los primeros móviles que la lleven estén en el mercado antes de finales de este año.
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